BIODESCODIFICACION RODILLA

A las rodillas las rige una emoción muy particular y extraordinariamente fácil de “controlar”. Esa emoción es ni más ni menos que “La Obligación”, “El Sometimiento”. Y no estoy hablando de sometimiento exagerado a nivel esclavitud o algo así, no. Estos hablando de diminutos sometimientos que incluso, hasta uno mismo se ordena.

Pero bueno, vamos pues por el principio.

Dentro de la Biodescodificación, todo lo que sean músculos, articulaciones y/o huesos, obedecen a una emoción de DESVALORIZACIÓN y/o de AUTO DESVALORIZACIÓN.

Cualquier molestia, dolor, inflamación, cualquiera, y repito cualquiera, es lo mismo.

Que el grado de molestia o el grado de dolor pueda variar, determinará tan sólo el grado de desvalorización o de auto desvalorización que cada persona viva.

Punto aclarado, aprendido y libre de confusiones, sigo.

Pasemos ahora al punto siguiente que es “LA OBLIGACIÓN”, “EL SOMETIMIENTO”. Que por supuesto, se suma a la desvalorización o a la auto desvalorización . Porque es justo con la suma de esas dos emociones que yo puedo comenzar a sentir molestias en las rodillas, ya sea en una de ellas o en ambas.

– Tengo que levantarme temprano.

– Tengo que entregar éste informe pronto.

– Tengo que ir a trabajar mañana.

– Tengo que llevar a mi madre al médico.

– Tengo que llamar a mi esposa porque si no llamo se preocupa.

– Tengo que jugar el mejor partido de mi vida.

– Tengo que obtener una buena calificación.

– Tengo que comprar el regalo para el cumpleaños

– Tengo que comprar cereal porque se ha terminado.

– Tengo que preparar la comida.

Tengo qué, tengo qué, y tengo qué. Todas ellas son obligaciones ya sean impuestas porque un jefe, la pareja, los hijos, la familia, mi padre o mi madre me lo imponen (con una solicitud hablada y directa o bien es la emoción que yo siento de “tener” que cumplir con ellos).

O es una obligación que yo mismo me impongo porque si no lo hago siento culpa.

Y en ambas situaciones, obviamente yo me siento desvalorizado o desvalorizada, simplemente porque no soy capaz de decir que no. Porque no me siento bien cuando no lo hago. Porque me siento culpable si no es así.

Si soy capaz de determinar que la salud de mis rodillas está primero, fácilmente sanaré mis rodillas pero ¿qué pasa si esa molestia en mis rodillas lleva ya tantos años?

Pues fácil, yo mismo o yo misma he desgastado ya o lastimado ya mis tejidos.

Tal vez ya desgasté todo el menisco, tal vez ya no puedo caminar si un bastón, tal vez ya no puedo subir unas escaleras.

Yo mismo, sin darme cuenta, me he destrozado las rodillas.

Incluso puede ser que ya me he operado de las rodillas varias veces y no quedo bien. Vuelven tarde o temprano las molestias. Y son mis simples y sencillas o complicadas emociones la causa de mis malestares.

Pero, ¿hasta qué grado puedo yo sentir la obligación de hacer algo como para preferir padecer de las rodillas que cambiar?

¿Hasta qué grado puedo sentirme culpable conmigo o con los demás si no hago algo aunque por ello pierda yo la capacidad de caminar?

– Es que si yo no despierto todos los días a mi esposo, llega tarde al trabajo y se enoja, “tengo” que levantarme antes que él.

– Es que si yo no le contesto el teléfono a mi mamá ella seguirá llamando todo el día, tengo que contestarle y rápido, si no, se preocupa.

– Es que si no voy el domingo a comer con la familia van a pensar que no los quiero, tengo que ir para que no haya problemas.

– Es que si yo no llevo a mi mamá al súper o a su cita con el médico, yo me sentiría culpable. Tengo que llevarla porque mis hermanos viven lejos.

– Es que si no gano éste partido el domingo, todo el equipo me mandará a la banca y ya no podré jugar la temporada completa.

– Es que si no termino éste reporte para el jefe ya no me darán ese ascenso.

– Es que si no me levanto a las 5am, ya no me da tiempo de hacer ejercicio, tengo que hacerlo.

… y mis rodillas, claro, de mal en peor.

Ahora bien, aunque la lateralidad biológica puede influir un poco en las emociones, para identificar si es una emoción con respecto a mi pareja o con respecto a mi madre o a mis hijos, hay una regla primordial:

“Toda aquella molestia que yo viva en la rodilla, determinada por mi lateralidad, siempre está relacionada con obligaciones que yo debo cumplir con respecto a los demás”. Es decir, ¿a qué me obligan los demás”.

Y

“Toda aquella molestia que yo viva en la rodilla, contraria a mi lateralidad, siempre está relacionada con obligaciones que yo mismo me impongo”. Es decir, ¿a qué me obligo”.

Por lo tanto, si yo soy diestro biológico, mi rodilla derecha será a qué me obligan los demás y mi rodilla izquierda (contraria a mi lateralidad ) será a qué me obligo yo.

Si yo soy zurdo biológico, mi rodilla izquierda será a qué me obligan los demás y mi rodilla derecha (contraria a mi lateralidad ) será a qué me obligo yo.

De más está decir, que si mis molestias son en ambas rodillas pues estoy frito. Porque yo vivo para darle gusto a los demás el 99% de mi tiempo.

Por lo tanto da lo mismo si tomo analgésicos, antiinflamatorios, si me operan, si uso rodillera, si me pongo hielo. Porque lo único que puede sanar mis rodillas es que yo deje vivir con “conflicto emocional” todas aquellas obligaciones que me han impuesto y que yo mismo me he impuesto. Teniendo en cuenta claro, que si dejo pasar el tiempo, el daño que yo mismo le estoy ocasionando a mis rodillas será mucho.

Una buena solución, para empezar, es descubrir, cuántas veces al día, digo o pienso las palabras: TENGO QUE, eso ya es un gran avance, porque puedo ir escribiendo una lista de mis “TENGO QUE…”.

Al final del día, puedo revisar la gran docena de cosas que yo mismo me impongo o que los demás me imponen y ante las cuales, si fallo, yo me siento culpable, enojado, molesto, irritado, alterado y hasta triste.

Será de verdad sorprendente el momento en que por ustedes mismos descubran “lo desvalorizados” que están. Porque sentir que viven día con día para cumplir con otros es realmente impactante.

Descubrir también que hasta lo que ustedes hacer por gusto, lo viven como obligación, también es un poco decepcionante.

Y una excelente solución una vez que hayan descubierto todo esto.

Cambien en sus palabras y en sus pensamientos, las palabras: “TENGO QUE…” por la palabra “QUIERO”.

Aunque no lo crean y aunque parezca algo para reírse. El cerebro comprenderá su emoción de alegría y dejará de lastimar inconscientemente su rodilla o sus rodillas, propiciando la regeneración de los tejidos y claro su mejoría.

– Quiero levantarme temprano.

– Quiero entregar éste informe pronto.

– Quiero ir a trabajar mañana.

– Quiero llevar a mi madre al médico.

– Quiero llamar a mi esposa porque si no llamo se preocupa.

– Quiero jugar el mejor partido de mi vida.

– Quiero obtener una buena calificación.

– Quiero comprar el regalo para el cumpleaños

– Quiero comprar cereal porque se ha terminado.

– Quiero preparar la comida.

Cada que se descubran pensando o diciendo las palabras “tengo que”, corrijan en voz alta y modifiquen el pensamiento. Modifiquen la emoción.

Y aunque no me lo crean, irán descubriendo que sus rodillas sanan. Al grado de caminar normalmente, al grado de fortalecerse, al grado de recuperar la capacidad de caminar.

Cambien la emoción y cambiarán el destino de sus rodillas.