Dentro de nuestra estructura física, todos los seres humanos contamos con los llamados músculos esqueléticos, estos músculos en conjunto con nuestros huesos, proporcionan al cuerpo la facilidad para moverse y mantener ciertas posturas.
Estos músculos además, están conectados a nuestros huesos y a nuestras articulaciones por medio de los tendones y cuentan con tejido conectivo, tejido nervioso y vasos sanguíneos.
Los músculos esqueléticos están compuestos por fibras en un patrón de “Rayas”, es por eso que comúnmente se les conoce como músculos estriados (Rayados) y por supuesto, hay una gran variedad de tamaños puesto que pueden ser desde apenas unas pequeñas hebras, como el músculo estapedio dentro del oído medio cuya función es la de controlar los movimientos del estribo, hasta grandes músculos estriados como los músculos de nuestros muslos.
Los músculos esqueléticos, al igual que nuestros huesos, ganglios, etc, son vulnerables a todos los conflictos relacionados con DESVALORIZACIÓN y/o AUTODESVALORIZACIÓN . Pero a diferencia de la médula ósea o los huesos, cuya desvalorización es grave, en este caso hablamos de desvalorizaciones “medianas”, “moderadas”, no tan dramáticas y eso sí, SIEMPRE relacionadas estas desvalorizaciones con MOVIMIENTO.
– No soy capaz de moverme
– Ya no puedo moverme
– Me impiden moverme
– No sé moverme
– Me siento estancado
– No puedo avanzar
– Dejé de avanzar
Y con estos pensamientos, emociones, como podemos afectar un solo músculo, como podemos afectar todos. Todo dependerá de cada caso específico.
Si se tratara de pensamientos y emociones relacionadas con nuestra apariencia:
– Me vieron la cara
– No pude dar la cara
– Hice el ridículo
– Me siento como un tonto
– Me humillaron
– Me sentí expuesto
Podemos afectar los músculos de la cara y hacer fácilmente una parálisis facial.
Si se tratara de pensamientos y emociones relacionadas con mi fuerza para atacar, morder, defenderme:
– No pude responder al ataque
– Me siento atacado y no puedo atacar
– Me impiden defenderme
– Me prohíbo atacar, morder, responder
Podemos afectar los músculos de la mandíbula
– No puedo mirar atrás
– No puedo caer otra vez en lo mismo
– No puedo ser flexible
– No puedo voltear hacia otro lado
– Debo ir de frente, mirar de frente, no puedo cambiar de opinión
Podemos afectar músculos del cuello
Si se tratara de pensamientos y emociones relacionadas con mi capacidad para apartarme o hacerme a un lado:
– No puedo dejarlo (Persona, trabajo, lugar, actividad), no puedo irme, aquí me quedo
– No puedo alejarme, irme lejos
– No puedo desobedecer, aquí ó así debe ser
– Este no es mi lugar, pero no puedo irme
– Esto elegí (Persona, trabajo, puesto, actividad), y con esto me quedo
Podemos afectar músculos de los hombros y/o de la espalda
Recordemos que todos los posibles conflictos emocionales tiene relación con la palabra “poder” y no tanto con la palabra “querer”. Y del mismo modo, se trata de “poder” como capacidad, habilidad, fuerza.
Si se tratara de pensamientos y emociones relacionadas con mi capacidad para detener, retener, sujetar, agarrar algo o a alguien:
– No pude defenderme / Atacar
– No pude sostenerlo/ Cargarlo
– No pude retenerlo, se fue
– No pude empujar/ Empujarlo
– No pude abrazar, cargar
– No pude abrir/cerrar
– No pude tocar, agarrar, tomar con la mano
Podemos afectar músculos de brazos, codos y/o manos
Si se tratara de pensamientos y emociones relacionadas con mi capacidad para correr, huir, trepar, escalar, saltar, llevar el ritmo, caminar, patear, escapar:
– No pude subir/bajar
– No pude correr /brincar
– No pude alcanzar
– No pude trepar
– No pude hincarme/arrodillarme
– No pude patear
– No pude llevar el ritmo, bailar
Podemos afectar músculos de piernas y/o pies
Y todo lo anterior, en la tonalidad real ó metafórica porque para el cerebro, es lo mismo no poder subir escaleras que no poder subir de puesto en el trabajo, (Ascenso).
Es lo mismo quedarse quieto ante un asalto, “paralizado de miedo”, que quedarme quieto “pasivo” y no defenderme ante un ataque físico o verbal.
Y con los músculos ocurre otra cosa que es común por ejemplo cuando hablamos de pulmones.
Si, yo tengo miedo a que una persona querida muera, yo puedo afectar mis pulmones. Yo no temo morir, pero sí me afecta que la otra persona fallezca.
Con los músculos esqueléticos para exactamente igual: Yo puedo afectar mis músculos cuando me afecta lo que un ser querido esté viviendo, en la tonalidad claro, de desvalorización y movimiento.
La emoción más común es “Sentir que un ser querido se ha estancado”, que no avanza, que no cambia, que no evoluciona, que no consigue algo mejor, que no consigue un mejor trabajo, un mejor puesto, etc.
– Yo siento que mi hijo no avanza
– No siento que mi hijo esté alcanzando sus metas
– No siento que mi nieto vaya por un buen camino
– Yo siento que mi esposo ya se quedó ahí para siempre, no creo que le den un mejor puesto
– Etc.
Algo importante a considerar justo luego de este ejemplo, es el caso de las emociones que puede vivir un bebé en su gestación, ante situaciones que le hagan sentir que no puede escapar ante un inminente peligro.
Por lo general se tratará de RUIDOS FUERTES.
Un bebé no entenderá de qué se trata el sonido por ejemplo de una alama, de una sierra, del sonido del tráfico, gritos, bocinas, ultrasonidos, etc.
Esto puede provocar que el bebé nazca con posibles parálisis motoras en piernas sobre todo, por haber vivido un conflicto de “No puedo escapar”.
Siempre que haya problemas motores en recién nacidos, deberá buscarse el elemento externo, casi siempre ruido) que se vivió durante el embarazo. Y obviamente, debemos evitar cualquier elemento que cause esas emociones en la madre también.
Emociones de no poder huir, sentirse atrapada, sentir que no puede irse, sentir que no puede soltar, todo lo que ha hemos hablado.
Del mismo modo, animales que sufran por no poder huir, no poder correr, sentirse encerrados, atados, amarrados, sujetados, puede afectarles músculos esqueléticos.
Durante la FASE ACTIVA DLE CONFLICTO EMOCIONAL
Se experimentará una necrosis del tejido muscular, comenzará una debilidad muscular e incluso una parálisis muscular. Se trasmiten poco impulsos nerviosos y hay una notable pérdida de la función muscular. El propósito del cerebro al ocasionar esto síntomas es que “Finjamos que estamos muertos”, que “No nos movamos”, para salvarnos, para engañar al enemigo, al depredador. Para que no nos sigan haciendo daño.
La debilidad muscular podría pasar por torpeza, porque en el caso de las piernas, podremos tropezar más a menudo o bien, sentir que no tenemos fuerza para levantar las piernas ni para dar un paso.
En el caso de músculos estriados de otras zonas del cuerpo, igualmente se necrosarán, por lo que podremos tener problemas en el oído, con problemas auditivos ó en la nariz con problemas olfativos, o en la retina con problemas visuales. Y esto dependerá de cada persona y sus vivencias.
Si de casualidad no resolvemos el conflicto emocional y permanecemos necrosando tejido muscular, pues claramente el músculo en cuestión se atrofia, se pierde masa muscular.
Esto es común en personas cuya autodesvalorización va acompañada de situaciones reproductivas, sexuales o funcionales:
Yo pierdo masa muscular del suelo pélvico, si he tenido un embarazo difícil o si me siento incapaz de llevar un embarazo sin problemas.
Yo pierdo masa muscular del suelo pélvico si he vivido o vivo constantes humillaciones de tipo sexual o con respecto a mi desempeño sexual ó habilidad sexual.
Yo pierdo masa del suelo pélvico, si siempre estoy estreñida, si tengo incontinencia urinaria, si siempre tengo diarrea, porque me siento incapaz de orinar y/o evacuar de manera normal como todo el mundo.
Ahora imaginen que ya un músculo parece no funcionar con normalidad, y que ese sentimiento me lleve a sentirme incapaz, desvalorizado, puff! Cuento de nunca acabar…
Porque mi problema muscular me desvaloriza y eso afecta otros músculos….de tal forma que obtengo un padecimiento muscular crónico.
Por lo tanto hay que evitar el sentirnos ANGUSTIADOS ó PREOCUPADOS y centrarnos en solucionar ante de caer en una autodesvalorización total.
En estos tiempos modernos, la medicina convencional aún considera que las siguientes enfermedades son hereditarias ó genéticas, sin ponerse a analizar la verdaderamente clara relación entre la emoción de desvalorización y autodesvalorización que pueden detonar:
– Esclerosis Lateral Amiotrófica
– Esclerosis Múltiple
– Síndrome de Guillain Barré (Antes llamada Poliomielitis)
– Parkinson
– Huntington
Todas las anteriores, son tan sólo distintas intensidades de DESVALORIZACIÓN y por supuesto, de MOVIMIENTO.
En todos los casos anteriores, también el hecho de recibir diagnósticos médicos que nos desvaloricen, puede efectivamente complicar las situaciones:
– Usted dejará de moverse poco a poco
– Usted no podrá controlar sus movimientos
– Usted dejará de caminar
– Usted deberá usar silla de ruedas de por vida
– Usted necesitará a alguien que lo bañe, lleve, traiga, mueva, alimente, etc.
¿Acaso todo esto no es una manera muy sutil de hacernos sentir incapaces, estancados, quietos, impedidos, etc? Ahora sumemos que la persona que escuche estos diagnósticos, sea sugestionable o bien, crea ciegamente en lo que siga el médico.
O personas cuyos familiares mismos los desvalorizan:
– Yo te ayudo papá, PORQUE TÚ TE CAES
– Yo te subo mamá, no seas necia, TÚ NO PUEDES
– Yo te traigo lo que necesites papá, PARA QUE NO SALGAS Y TE TROPIECES
– Yo te cargo mamá porque TUS PIERNAS ESTÁN DÉBILES
– Yo cargo las compras mamá, porque TU NO TIENES FUERZA
Y ante cada frase aparentemente de AYUDA y amor, va una sentencia de desvalorización.
Así menos saldremos de esto.
Aún hoy en día, los médicos suponen que la esclerosis múltiple es causada por una “Degradación de la vaina de mielina”. Y no conformes con esto, además aseguran que la destrucción de la mielina es una respuesta autoinmune en la que el sistema inmunológico destruye POR ERROR (Ay Dios! Ya quisieran que el cerebro humano fuera tan tonto) la vaina de mielina que cubre las neuronas motoras del cerebro.
Nada de eso, simplemente son situaciones emocionales, en las que en muchos casos, lamentablemente jamás se llega a una solución.
Siendo optimistas y aplicándonos a la solución, llegaremos entonces a la FASE DE RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO EMOCIONAL
Aquí el músculo atrofiado se reconstruye mediante la proliferación celular. Habrá por supuesto, una hinchazón debido al edema que se forma alrededor del músculo en cuestión y que el cerebro coloca para restaurar el tejido. Por lo tanto, habrá retención de líquidos.
Aquí los médicos se ponen muy creativos, lo sabemos, y pudieran diagnosticar un fabuloso MIOSARCOMA ó “SARCOMA DE TEJIDOS BLANDOS”.
Habrá claro, un agrandamiento del músculo, porque claro, está en reparación.
Ojo….si al estar viviendo esta reparación, si nos asustamos, y recaemos en la desvalorización, haremos una hipertrofia muscular.
Será hasta que finalicemos toda la reparación muscular que podremos apreciar que ahora, nuestro músculo ó nuestros músculos son más fuertes que antes.
La hinchazón hará que el músculo se ponga rígido y tenso, tendremos dolor y mucho, así que tomar analgésicos es recomendable.
Durante la crisis de sanación puede haber además de un incremento en el dolor, espasmos musculares, calambres, movimientos musculares involuntarios.
Todo esto como señal de que el músculo está recuperando su normalidad.
Dependiendo de qué músculos hayamos afectado, serán los síntomas de resolución, pero luego de todo esto, lo mejor es que recuperamos la fuerza, la movilidad, la capacidad.