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BIODESCODIFICACIÓN – CELULITIS / PIEL DE NARANJA 
La celulitis como término general, es la inflamación, modificación o alteración visible del tejido subcutáneo y se puede dividir principalmente en 2 tipos:
 
 
1. La Celulitis infecciosa. 
 
 2. La Celulitis estética.
 
 
 Enfocaremos pues ésta nota, a la celulitis estética, a la más conocida y manejada por todo el mundo.
 
 
Lo que comúnmente se conoce como celulitis es la acumulación de tejido adiposo en determinadas zonas del cuerpo, formando nódulos adiposos de grasa. Otros nombres para este síntoma pueden ser:
 
 – Lipodistrofia Ginecoide.
 
 – Síndrome de Piel de Naranja.
 
 
La celulitis en sí misma, no es ninguna enfermedad.
 
 
Entre el 85 % y el 98 % de las mujeres después de la pubertad presentan algún grado de celulitis, siendo más frecuente en algunas razas que en otras. Parece haber un componente hormonal en su desarrollo; en los hombres es raro encontrar celulitis, y por esto se puede considerar un carácter sexual secundario. Cabe reseñar las diferencias hormonales entre hombres y mujeres, que propician que se dé la celulitis en un porcentaje mucho mayor que en los hombres. Las mujeres tienen dos hormonas, la progesterona y el estrógeno, que favorecen la acumulación de adiposidades de grasa y la retención de líquidos, dando como resultado la celulitis o piel de naranja.
 
Existen distintos grados de celulitis, celulitis blanda, celulitis dura.
 
El cuadro de celulitis es el resultado de una alteración de la circulación de la capa grasa (hipodermis): el tejido graso crece y las paredes laterales se engrosan formando hoyuelos.
 
La celulitis evoluciona en cuatro fases:
 
Fase 1
 
 Ectasia circulatoria: venosa, linfática y dilatación de vasos dérmicos. Edema intersticial periadipocitario.
 
Clínicamente: Pesadez de piernas, la zona celulítica se palpa espesa, menos elástica y más fría, comienza a verse a la presión la “piel de naranja”. Pueden aparecer algunas telangiectasias. 
 
 Esta etapa es reversible.
 
 
 Fase 2 
 
 Exudativa: La dilatación vascular aumenta, sale suero desde los capilares hacia el tejido subcutáneo. El edema empuja a las fibras conjuntivas y filetes nerviosos. Hay hiperplasia e hipertrofia de fibras reticulares pericapilares y periadipocitarias.
 
Clínicamente: A los síntomas de la fase 1, se agrega dolor a la palpación de la zona celulítica. A la presión aparece la «piel de naranja». Aparecen estrías y várices, tendencia a la obesidad y lipodistrofia localizada. Esta fase también puede ser reversible. Periodo de actividad genital.
 
 Fase 3 
 
 Proliferación fibrosa: Las fibras de dermis e hipodermis sufren una degeneración del colágeno, se forman bloques amorfos que provocan aprisionamiento de los adipocitos llenos de triglicéridos. Se altera el metabolismo celular y se forman «micro nódulos».
 
Clínicamente: “Piel de naranja espontánea”. La piel está fría, seca y con «pocitos». Varices superficiales y profundas. Artropatías dolorosas y lipodistrofia localizada asociada a estrías nacaradas y flacidez. Período pre menopáusico, se hace difícil la reversibilidad, salvo efectuar un tratamiento exhaustivo y sostenido.
 
 Fase 4 
 
 Fibrosis cicatricial: 
 
 La progresiva compresión de vasos y nervios, produce alteración nutricional del tejido conjuntivo, sin alteración real del tejido adiposo que permanece normal en su constitución química. La unión de micro nódulos forma el “macro nódulo”.
 
Clínicamente: “Piel acolchonada o capitoné” que se ve a simple vista sin necesidad de presión (nódulos duros e indoloros). Periodo Post menopáusico. Esta fase no puede ser revertida.
 
¿Qué conflicto emocional estoy viviendo?:
 
 
 La celulitis es, independientemente de una consecuencia del inconsciente biológico (miedo a padecerla), el resultado de años y años. Generaciones tras generaciones, asumiendo que “debe padecerse”, “debe sufrirse”, “es suficiente razón para ser rechazada”.
 
 
Como durante años se ha manejado así, así mismo se hereda el miedo a padecerla, se sufre cuando aparece y se lucha contra ella como si fuera un motivo válido para “autodesvalorizarme”.
 
 
Podemos concluir entonces, que la celulitis estética, en un 95% de los casos, es un conflicto de auto desvalorización.
 
 Y sucede como en muchos síntomas, que mientras más pienso en eso, más lo padezco, menos desaparece. Y se vuelve un círculo tóxico del cual, durante años, no hemos salido.
 
 
A todo el problema estético transgeneracional, habremos de sumar nuestro carácter, nuestros miedos, nuestra falsa idea de que padeciendo celulitis nadie nos amará, no seremos atractivas y a nadie le gustaremos. Trasmitimos el miedo y pavor a la celulitis a nuestras hijas, de allí pasa a nuestras nietas y no sólo la celulitis, sino la emoción de que la celulitis es mala.
 
 Educamos a nuestros hijos varones para que sientan repulsión hacia la celulitis, nos oyen y ven, quejarnos de ella todo el tiempo. Educamos a nuestras hijas para que la sufren y vivan para combatirla, nos oyen y ven hablar de lo triste que es padecerla, combatirla y ocultarla.
 
 Enfocamos tanto nuestra atención en ello, que multiplicamos su fuerza, cuando realmente, no es absolutamente, nada importante.
 
 Y como nuestro valor como mujeres lo colocamos en nuestra piel, en la suavidad de nuestras piernas o glúteos. Como condicionamos un amor sincero a “el hombre que acepte nuestra celulitis”. Estamos dando vueltas en un carrusel sin fin.
 
 
Si bien la celulitis, por lo tanto, es un conflicto de autodesvalorización, también tendrá sus dos fases. Una fase activa del conflicto emocional, en donde vamos ulcerando el tejido graso (formando los hoyuelos que se forman bajo la piel), y que pueden ser ligeros, o muy profundos, dependiendo el grado de desvalorización que estamos viviendo.
 
 Seguido por una fase de solución del conflicto emocional, en el que se multiplica el tejido graso, formando pequeñas o grandes bolitas de grasa (dependiendo el grado de la ulceración), dando lugar a la llamada, piel de naranja.
 
 
Si permanecemos como mujeres (también pueden padecerla hombres), esperando la aceptación de los demás, de la pareja, esa palabra de amor que soñamos, ese “ser aceptadas como somos”, bien.
 
 Pero si constantemente caemos y caemos en el carrusel de me quiere o no me quiere, le gusto o no le gusto, me acepta o no me acepta. Ya podemos irnos preparando para una celulitis permanente y a un daño en la capa subcutánea que ni las mejores cremas o cirugías podrán combatir.
 
 
Se habla claro, de que con dietas y ejercicios puede combatirse o eliminarse, y sí son de gran ayuda claro, mientras la emoción interna de cada una de nosotras sea “soy fuerte”, me acepto, me quiero. Porque ningún ejercicio ni alimento, podrán contra nuestros pensamientos o sentires.
 
 Es un trabajo arduo de aceptación de uno mismo, de fortalecimiento de la autoestima, y sobre todo, de romper con la falsa creencia, de que “es malo tener celulitis”.
 
 
Además, la zona de aparición de la celulitis, dice mucho con respecto a qué área de nuestra vida está débil.
 
 
Si la celulitis la tenemos en las piernas: miedo a lo que me espera, a lo que viene, a lo que debo lograr…..tal vez conseguir una pareja?
 
 Si la celulitis aparece en los glúteos, definitivamente habla de inseguridades a nivel sexual y con respecto al lugar que yo ocupo en la vida….tal vez no me ha pedido matrimonio?, tal vez no le gusto tanto?
 
 Si la celulitis aparece en los brazos, nos sentimos incomprendidas, no abrazadas, incapaces de abrazar….tal vez necesito más afecto y no lo tengo?, lo he pedido y me lo han negado?
 
 
Por lo tanto, el padecer celulitis, padecer un grado bajo o alto de celulitis, estará siempre relacionado con nuestra autoestima y seguridad, nuestra valía.
 
 Quieres que desaparezca la celulitis? Deja de vivirla conflictualmente y acéptate tú, deja de buscar que esos hoyos desaparezcan, porque eso es justamente, lo que provoca que aumenten.
 
 Disfruta de nadar, de correr, de caminar, de una vida sexual satisfactoria, de tu pareja si la tienes y deja de poner a la celulitis como pretexto para negarte a vivir, nadar, caminar, correr, etc. Verás como solita desaparece…

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